Primer post desde el centro del mundo, escrito a dos manos.
Pablo y yo escribimos tiradxs en el sofá de casa, tras un largo paseo por el centro histórico de Quito. Aquí todo cansa más: los 2.800 metros se notan. Aunque realmente cuanto más cerca de la línea ecuatorial menos pesan los cuerpos, moverse aquí cuesta más. También tiene que ver que Quito es una ciudad que ha crecido donde la geografía se lo ha permitido, rodeada de montañas y volcanes; por lo tanto sus calles son empinadas, es una ciudad irregular llena de cuestas, subidas y bajadas pero sencillamente espectacular. Vayas donde vayas tienes en el horizonte las montañas y la naturaleza pura.
Por otro lado, desde que hemos llegado tenemos la ligera impresión de que lxs Quiteñxs viven dos horas más adelantados que lo que marca en realidad la hora, así a las 6 de la tarde parecen las 8, a las 10 las 12 y a las 7 de la mañana ya estas más que despiert@, quizá tenga que ver con los ciclos solares pues anochece prácticamente a las 6 y amanece también a las 6, a las 8 la ciudad está en la UVI y a las 10 muere.
Llevamos aquí apenas 4 días y ya nos hemos movido bastante. El primer día visitamos el Mirador de Guápulo. Al salir del taxi que nos llevó nos quedamos pasmadxs ante las magníficas vistas, es probablemente una de los mejores lugares para ver Quito. Cenamos en una terraza a la ladera de la colina, viendo las luces de las casas y coches y las estrellas (desde Quito se ven!), comiendo una pizza (si, un poco cutre nuestra primera cena ecuatoriana) y conversando con un tipo anti-Correa que inició la conversación al ver que éramos del Estado español con la pregunta: ¿Cómo llevan el "salvataje"?
También hemos recorrido el centro antiguo de la ciudad, totalmente colonial. El general inca Rumiñahui quemó la ciudad de Quito antes de la entrada de los españoles, por lo que no quedan vestigios prehispánicos. Pese a ser conscientes que la arquitectura quiteña es un reflejo de la colonización y expolio de Occidente, hemos disfrutado recorriendo sus callejuelas empedradas y estrechas, sorprendiéndonos al encontrar amplias plazas al doblar una esquina.
Mañana visitaremos el auténtico centro del mundo, el complejo Inti Ñan. Ya os contaremos qué tal la experiencia en un punto del mundo donde la gravedad es menos fuerte y no tienes sombra (eso dicen!).
Prometemos otro post con nuestros primeros días de trabajo... requieren un apartado propio! Sólo deciros que creemos que ésta va a ser una experiencia muy interesante, que contamos con el apoyo de nuestros equipos y que nos están integrando muy activamente en las tareas cotidianas de las organizaciones.
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